Aunque Mali es uno de los países más pobres y convulsos de África, sigue siendo uno de los más fascinantes del continente y, quizá, uno de los mayores tesoros del África Subsahariana.
Es un país con fuertes tradiciones, que destaca por lugares tan míticos como Tombuctú, la Gran Mezquita de Djenné, el País Dogón y sus montañas, el puerto fluvial de Mopti, a orillas del río Níger, o su capital, Bamako. Además, navegar por el Níger es como revivir la historia de los geógrafos europeos y los exploradores que durante los siglos XVIII y XIX iban en busca de las fuentes del Níger y del oro de Tombuctú.